jueves, 30 de diciembre de 2010
2010: matrícula de honor.
En 2009 opté por un resumen mes a mes en el que tocaba lo más importante de cada uno, pero este año optaré por las formas sencillas. Marcharé por épocas.
Soria. Si 2009 fue uno de los mejores años de mi vida en esta pequeña capital, no puedo decir lo mismo de 2010. Movidas que no tenían que ver conmigo terminaron por hacer de este periodo algo que, aunque tuvo sus momentos buenos y sus carcajadas, no puedo recordarlo de la misma manera con que añoro aquel primer año en la Machado. La primera mitad de año puede ser de 6.5, siendo generosos.
Cádiz. Pocos pero grandes días junto a Edu en la Línea de la Concepción. Nunca había visitado esta parte tan encantadora de España. Gibraltar, Tarifa, Marbella... pequeñas maravillas que alberga nuestra península.
Verano. Tranquilamente, sin mucho que hacer, varios trabajos que ayudaron mi precaria economía. Dos puntos a destacar:
-Sonorama: 10. Y me quedo corta. Desde luego fueron los mejores días del verano. Logré ver a algunos de mis grupos preferidos, disfruté como una enana de mi primera experiencia en un festival de música. Impresionante.
- San Roques: muy muy grandes los primeros días. Risas, bailes, feria, peñas, caldereta, garito... fue aflojando al ritmo en que mis fuerzas se apagaban y la resaca diaria se hacía más pesada.
Podemos decir que mi verano fue de 8 y medio.
MÚNICH. La guinda del pastel. Creo que he expresado de todas las formas posibles lo que amo esta ciudad. Me ha robado el corazón. Todo el miedo del primer día se disipó en cuando aterricé en Marienplatz, caté la deliciosa cerveza del Wiesn (Oktoberfest), descubrí que los alemanes no son tan serios ni tan formales como se les pinta. Cuando empecé a descubrir el auténtico Múnich, sus calles, su gente, sus tradiciones, sus rincones... Desde luego mis primeros tres meses en Alemania merecen un 10. A pesar de ello, echo de menos a mucha gente y de la que no me voy a olvidar por mucho tiempo que viva en mi ciudad favorita.
Un gran año. Aunque espero que el que nos alcanza lo supere con creces :)
Feliz 2011!!
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Primera hora de un día cualquiera (Crónica de un erasmus IV)
Cuando llego a mi estación, compruebo que mi tren no ha llegado aún, me tranquilizo y me dejo llevar por las escaleras mecánicas. No suele haber término medio, o pasa justo cuando acabo de poner un pié en el escalón más alto (punto en el que me toca correr de verdad si no quiero que se cierren las puertas en mis narices) o me toca aguardar casi diez minutos (la diferencia de tiempo entre dos trenes de la misma línea, en la misma estación). Subo, escucho sin interés el mítico y repetitivo "Vorsicht, bitte zurück bleiben" de los conductores, con su voz ronca y monótona, y me siento. Porque en este tren siempre hay sitio libre para sentarse (casi, casi siempre). Observo a la gente que entra, se sienta, prefiere estar de pie, se apea, lee el periódico, escucha música en su mp3 sin darse cuenta de que todo el vagón le escucha, se toma un café "to go", duerme mientras se dirige al trabajo, repasa los apuntes de la universidad, mira a la nada (como si ésta fuera a solucionar sus problemas), se encuentra cabizbajo para no mirar a nadie a los ojos, se ocupa de pintarse los labios, rebusca en su bolso, juega al block breaker en su móvil, se lía un cigarrillo. Entretanto llego a mi estación de transbordo, cojo el siguiente. Este tren es todo lo contrario al anterior. Siempre está completamente saturado. No me gusta este tren, es agobiante, no puedo sentarme y hay un ir y venir de gente que hace todo lo posible por entrar en el tren por todas. Por suerte, sólo hay tres paradas hasta Universität.
En ese instante llega el momento "dulce". Porque desde que salgo del tren empiezo a percibir un delicioso olor a bollería recién hecha. Continúa por las escaleras y no cesa hasta salir de la boca del metro, donde de nuevo me topo de lleno con el viento. O mejor dicho, él se topa conmigo.
Los últimos cinco minutos que me llevan hasta la puerta de mi escuela son breves y fugaces. Cruzo una calle, ir y venir de gente, ando por la acera, ir y venir de gente, giro a la izquierda, y de nuevo ir y venir de gente. Y el tren llega a su destino.
martes, 5 de octubre de 2010
Ein Monate, München.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
M.
sábado, 18 de septiembre de 2010
Crónica de un erasmus: Múnich (II)
viernes, 10 de septiembre de 2010
Crónica de un erasmus: Múnich (I)
Hacia las diez en punto de un jueves que no es cualquiera aterrizaba en Franz-Joseph-Strauss. Un par horas después me encontraba en lo que será durante nueve meses mi nuevo hogar. Verde, mucho verde. Casitas de película, gente rubia y muchos bmw. Así empieza mi nueva vida en Múnich.
martes, 31 de agosto de 2010
Nur für er.
sábado, 21 de agosto de 2010
En descuidos crearemos universos.

viernes, 20 de agosto de 2010
Son sólo instintos.
martes, 10 de agosto de 2010
Preciosa aliteración compartida.
miércoles, 4 de agosto de 2010
¿No lo vemos o simplemente no queremos verlo?
viernes, 18 de junio de 2010
Sin darnos cuenta.
miércoles, 19 de mayo de 2010
XXIV
miércoles, 12 de mayo de 2010
Decadencia.
lunes, 3 de mayo de 2010
Ideas que se escapan con el viento.

lunes, 5 de abril de 2010
Otro viaje para el recuerdo (La Línea)

lunes, 22 de marzo de 2010
Múnich.

domingo, 14 de marzo de 2010
De cara a la pantalla.
Eres un telespectador pasivo. Huyes de los problemas mientras contemplas los de otros desde tu cómodo sofá aterciopelado, presuntuoso. Una copia barata que Ikea plasmó de algún antiguo sofá burgués del siglo XVIII. Pero no lo terminas de entender. No huyes de los problemas, sólo los espantas temporalmente. Huyen de ti asustados, temblorosos. Pero volverán multiplicados para hacerte frente. Entonces será difícil que les ganes la guerra, muy difícil. No obstante, ante la pantalla nada se complica. Las cosas malas sólo les ocurren a otros. ¡Sí, ya! La vida real no es ese cuento que tienes en la cabecita. La vida real es complicada y absurda. ¿Complicada? Eso lo sabemos todos. Todos menos tú. Porque tienes la convicción de que ante la pantalla los problemas se esfuman. ¿Absurda? Eso sí lo sabes. Lo ilógico reina allá donde alcanzan nuestros sentidos. Algún día tendrás que salir de tu pantalla y enfrentarte a la realidad. En la realidad no existen los finales felices, tampoco los problemas pertenecen a otros. En la vida real los problemas los posees tú, y serás tú quien tenga que enfrentarse a ellos. Cara a cara. Y cuando seas consciente de ello, se habrán duplicado. Huir de los problemas sólo hace que terminen por acumularse, uno tras otro. Tendrás una pila entera de problemas multiplicados, empezando por el olvido y el rechazo. Y a continuación vendrá la desesperanza y la ansiedad. Para acabar, la soledad. Sí, esa gran amiga que a menudo nos acompaña sin quererlo, pero en tu caso le estás ofreciendo la mano para que se siente a tu lado. Crees que te gusta su compañía, pero sabes perfectamente que TODO en exceso es malo.
La cálida manta parece segura, atisba un refugio imaginario contra la realidad. Cuidado, la realidad puede marear, indigestar, hacerte vomitar, pero reitero, el exceso no es bueno, y ese exceso de irrealidad también puede destruirte por dentro.
lunes, 8 de marzo de 2010
...
Se sentía sola, aislada completamente de la realidad. ¿Nunca te has sentido así? Puede que sí. No podemos entrar en la mente de los demás para analizar sus emociones. Simplemente ella se sentía así. Fuera del mundo, envuelta en una burbuja de cristal que algún día tendría que explotar, como explotan nuestras emociones más profundas. Pequeños chorretones oscuros se derramaban por su cara acompañando a las lágrimas. ¿Lágrimas provocadas por qué? Ella no lo sabía. Sólo sabía que no se encontraba bien. Esperaba que fuera algo temporal, que tarde o temprano se le devolviera a la realidad.
La verdad es que no existían auténticas razones para sentirse así. Pero hay tanta ilógica en nuestra existencia, tantas cosas que jamás comprenderemos… En fin. Sólo lograba ser feliz durante ese pequeño rato en que escuchaba su voz al teléfono. Esa voz que tanto le gustaba y que conseguía hacerle esbozar una sonrisa. Poco más le producía felicidad: los libros. Una tarde de lectura la mantenía evadida de la rutina. Pero tras las líneas, con el último párrafo, volvía a encontrarse de frente con el hastío del día a día.
Los aspectos superficiales le entretenían. Pero era un pasatiempo inútil, superfluo. Es curioso que las cosas superficiales logren aburrirnos en tan poco tiempo. Las tenemos en cuenta, de hecho la sociedad se basa en la superficialidad, en la fachada y la cara exterior de cualquier ámbito, pero al fin y al cabo terminamos buscando “algo más” que nos llene. La naturaleza humana, así de incoherente e inconstante, imposible de controlar. Pero hay que resignarse si queremos atravesar con éxito este camino plagado de espinas.
lunes, 22 de febrero de 2010
I need no more.

miércoles, 27 de enero de 2010
La luz de la noche.

Vagaba sola, como siempre. Vagaba mientras caía el sol; pronto buscaría su fría cama para dar paso a un sueño profundo que no lograría saciar hasta pasada la noche. Despertaría, sin sueños, sin objetivos, sin nada a lo que aferrarse. Ella no tenía una función en aquel pueblo de locos. Desde niña había sido algo solitaria, sombría, tímida. No sabía hacer nada. Nunca aprendió a leer, ni a escribir, ni siquiera era capaz de sumar, o acaso restar, aunque era capaz de imaginarse la más bella de las historias, el más luminoso cuento. Por su mente navegaban canciones compuestas por melodías que rozaban lo divino, imágenes ideales que no podrían describirse con simples palabras. Desde luego sus compañeros no tenían conciencia de lo que su mente era capaz de concebir, y siempre la habían tratado como a una inútil incapaz de realizar actividad humana cualquiera. Durante sus años de escuela sufrió acosos, insultos y burlas basadas en esa injusta inocencia diabólica que caracteriza a los niños. Durante todos esos años sufrió en silencio, preguntándose el motivo de aquella maldad sin causa.
Con los años aprendió a conformarse con nada. Nada era lo que ella representaba para los demás, una joven sin trabajo, sin familia, sin amigos, sin hogar. Las tortuosas y oscuras calles de la aldea eran su hogar. Había dejado de preguntarse hace mucho tiempo cual era el porqué de su incapacidad. No tenía nada que ver con la pereza, ni con la falta de conocimientos, era simplemente su condición, su mente privilegiada, llena de luz y sueños que jamás podría cumplir. Eso era lo que más le dolía, los sueños frustrados, que se habían clavado en su interior hasta arrancarle el alma y borrarle la conciencia.
Comenzó a tertuliar con las libélulas, que se apiadaban de su corazón en quiebra y le traían noticias de otras tierras, tierras llenas de luz y de esperanza, a las que ella se atrevería a huir algún día, si reunía el valor necesario. Con ellas conversaba cada día de sus sueños malditos y sus dulces pesadillas.
Cierto día un mendigo se acercó por el pueblo. Llegaba de muy lejos, se dijo en el pueblo, y traía consigo una desgracia que los habitantes de aquel lugar no habrían llegado nunca a imaginarse.
El extraño visitante vagó por las calles pidiendo limosna durante varios días. Todas las puertas de las casas se le cerraron en las narices. Todas menos una. La dulce chica solitaria y soñadora que conversaba con las libélulas se apiadó de él, pues como a ella, todo el pueblo le había dado la espalda sin ningún tipo de escrúpulos.
El mendigo se marchó, pero no sin antes aconsejarle que escapara de aquel lugar para cumplir sus sueños y recorrer tierras lejanas, llenas de magia y mundos desconocidos. Ella decidió reunir el valor, de una vez por todas, y huir de aquel lugar de sombras y ruinas.
A medida que se alejaba de la congregación de hogares solitarios y llenos de almas podridas, la oscuridad se fue haciendo más y más grande. Sólo la luz de las farolas trataba de iluminar ese agujero negro en que se había convertido el pueblo.
Los habitantes comenzaron a asustarse. Algunos corrían de un lado para otro creyendo que estaban ciegos, otros se fueron a dormir pensando que todo era una extraña pesadilla, y que despertarían al alba sin acordarse de aquellos sucesos. El resto, simplemente cayó en el suelo y se acurrucó pensando en su propia desgracia.
Ella corría con todas sus fuerzas, por si alguien la seguía. Llevó hacia atrás la mirada, asustada por los gritos provenientes de la aldea. Se quedó helada, parada, sin encontrar respuesta a lo que tenía ante sus ojos. Oscuridad total. No había luz, no había luna. Las únicas luces provenían de las velas de las casas y las farolas. Se alejó deprisa, ahora más que nunca. Entretanto, logró ver a un hombre no muy lejos de ella.
- Perdone, ¿qué ha ocurrido? No consigo ver siquiera la dirección que toman mis pasos.
- Lo siento pequeña, hoy se ha escapado la luna.
Entonces cayó en la cuenta de su error, el error que la había atrapado durante toda su vida. Comprendió en un segundo lo que nunca había entendido. Ella era la luna. Era la luz que ilumina el mundo cuando las tinieblas descansan, la dama que guía a la noche en su confuso camino hasta llegar al alba, el lucero que vigila las almas del pueblo mientras sueñan. Ella corrió hasta quedarse sin aliento.
lunes, 18 de enero de 2010
Ya pasó uno más.

Al final he cambiado de opinión. Reunamos recuerdos. 2009.
1. Año nuevo, vida nueva. Me gustas, creo que me quedo contigo. Un soplo de aire fresco a una vida que olía a madera quemada, a flores rotas, a amargura pasada. Me parece que te estoy empezando a querer.
2. Promesas que funcionan, viejas caras regresan para intentar atormentarme. No lo consiguen, cada vez soy más fuerte. Exámenes superados. Viviendo en un país de maravillas, la realidad parece un cuento.
3. Spring comes. Qué bonito es todo a tu lado. The killers: matrícula de honor.
4. Soria mola. En compañía inmejorable transcurre el mes de abril. Mil risas, conversaciones, comuna en la 45, fiestas, recuerdos, pelis, menos frío. Cada día te quiero más.
5. 19. Un número que no dice nada, un año más que se añade a mi existencia. Flores y abejas por doquier. Fiesta y temor por unos exámenes que nos pisan los talones.
6. Stress y exámenes unidos de la mano. Práctico gana la batalla, pero no la guerra. Salgo viva con resultados que me gustan. San Juanes perfectos. Despedidas.
7. Hastío, calor y nada que hacer. Ardo en deseos de que llegue septiembre, en ese momento no sabía cuánto habría de arrepentirme más adelante de esos pensamientos, e incluso de no haber aprovechado la temporada vacacional como debía.
8. San Roque. Preparativos, nervios, fiestas. Sobre todo alcohol, mucho alcohol. Sin embargo, el octavo mes termina bastante tranquilo.
9. Ya queda menos, hay que disfrutar lo que queda. Malta. Primer viaje contigo, primera gran aventura. Qué decir, maravilloso viaje que trae consigo mil recuerdos.
10. Empieza segundo. Un curso más difícil, un curso menos para licenciarme. Esperanzas, soledad, mucho que hacer, pero no hay ánimo, no hay ganas, no hay motivos porque tú no estás aquí.
11. Pesimismo que no consigo aliviar, los lunes son una tortura para mi corazón y mi ánimo. Siento repulsión hacia la universidad. No es suficiente, no, el frío de Soria comienza a sentirse, junto con la proximidad del invierno que está por llegar. ¡Hola abrigos, bufandas y prendas invernales varias!
12. Un último empujón, ansias de vacaciones, ganas irrefrenables de ti. Por fin, Navidad. Medio més de frío, nieve, cenas, villancicos y fiestas. Un año ya. El mejor año que creo recordar en mucho tiempo.
2009 ha sido un año con cambios, un año colmado por la felicidad. Un paso más, un pequeño tramo de este camino que decidí tomar. Muchas han sido las lecciones aprendidas, pero la más importante: si nos anclamos en el aburrimiento, en la cotidianeidad, en el hastío de una existencia con la que no encajamos, pero a la que nos hemos adaptado con el tiempo, nos será imposible disfrutar de la vida. Arriesgarse, darle una oportunidad al cambio. No saber lo que nos depara ese nuevo rumbo es lo que aporta algo de sentido a la vida.
martes, 12 de enero de 2010
One.
¿Perdería también yo la cabeza? Vale la pena arriesgarse. No sólo por esto, sino por todo. Dicen que “el que no arriesga, no gana”. Yo simplemente creo que el que no arriesga, no vive. Y no vive porque gastará todo su tiempo en arrepentirse por esas oportunidades perdidas del pasado, y a pesar de los años seguirá temiendo al riesgo.
El tiempo y la distancia no importan cuando estás enamorada, pues el sacrificio no es nada comparado con la recompensa de tener a tu lado a la persona que más quieres.
One year, one love. Hace un año empezó esta historia, este sueño. Gracias por todo este tiempo. Feliz aniversario.
