sábado, 18 de septiembre de 2010

Crónica de un erasmus: Múnich (II)

Tras mis primeros pasos sobre el territorio alemán me dispongo a ordenar un tanto mi caótica vida en München. Primeras clases, primeros contactos con la gente, primeras horas del curso un tanto fácil para dos personas que ya llevan algo de tiempo con este complicado idioma. Pero todo va bien, sin tropiezos.
El jueves llega mi otra mitad y nos disponemos a disfrutar de los días que tenemos para nosotros en la gran ciudad. Días tranquilos y mágicos.
El jueves le mostré a Edu el centro de la ciudad que unos días atrás me enamoró. El efecto de las calles que se reflejan en el alma crea un vínculo especial entre este lugar y yo. La tranquilidad que se respira en el centro abarrotado es inimaginable en otras grandes urbes. La belleza de la arquitectura, el cuidado de las calles, la variedad interminable de establecimientos de todas las clases que podamos vislumbrar... es algo maravilloso pasear por estas avenidas dulces y llenas de vida.
El viernes decidí ir con la gente de clase al Englischer Garten. Es como encontrarse en un valle lleno de verde, lagos, jardines, naturaleza y linda fauna de cuento. La Torre China es la guinda de este pastel tan delicioso y puro. Es fácil perderse por sus caminos, si fuera sola seguramente me resultaría realmente difícil encontrar algún camino que me llevara a la salida. Es la magia de este parque, la posibilidad de perderse entre su hierba y sus lagos...
Por la noche escogemos un lugar al azar: Königplatz. Se trata de una plaza impresionante, con tres edificios griegos, difíciles de describir. Sólo se puede decir que nos impresionó tal paisaje, decidimos volver con la luz del sol, algo pendiente.
Cenamos de bávaro: Weisswurst, Kartoffeln y cerveza, para después acercarnos al famosísimo barrio de "Schwabing", una de las principales zonas de fiesta de la ciudad. Estuvimos con una chica de mi clase, que trabajaba en uno de los pubs del lugar, y cierto rato después a casa. No sin antes fichar la zona, promete.
Sábado 18. Un día para madrugar y empezar nuestras visitas temprano. Oktoberfest, pero sábado. Lo que significa que la inauguración puede ser bastante caótica y el nivel de personal elevado, así que decidimos dejarlo para otro día y en su lugar ir a BMW Welt. Así que nos dirigimos al mundo de los cochazos, la tecnología, el lujo. Y es que los modelos que se gastan no son para nada desdeñables. No me considero una fan total del motor, pero esta visita me ha dejado un buen sabor de boca.
Die nächste Halt ha sido la Torre Olímpica, desde donde hemos podido disfrutar de unas maravillosas vistas de toda la ciudad. Espectacular la zona donde se llevaron a cabo los juegos olímpicos del 72: las instalaciones, el lago, el ambiente... todo impresionante.
Y, en fin, ha llegado el momento de quedar con otra compañera de clase para ciertos asuntos, junto con un pequeño paso por Hofbrauhaus. Se trata de la cervecería más famosa de Múnich, puede que de Alemania. La más grande que he visto nunca, con jarras de litro, música bávara en directo y camareros capaces de llevar diez jarras de cerveza en mano. Typical Bayern :)
Y así terminan estos primeros diez días en Múnich. Muchas ganas, muchas cosas por hacer y una gran ilusión por disfrutar de este trocito de cielo que cada vez me apasiona más. Otros cuatro días para disfrutar a tu lado.

Bitte zurück bleiben :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario