lunes, 3 de mayo de 2010

Ideas que se escapan con el viento.

Desde mi dulce habitación retomo las sabias palabras que alguna vez fluyeron por mi mente. Un torrente de ideas se agolpaba en mi cabeza. Y luego nada, se esfumaronn como el fuego se convierte en ceniza. Mil ilusiones que no se llevan a cabo, cientos de ideas que se pierden apenas ser formuladas. Grupos enteros de grandes pensamientos que se quedan en el camino por nuestra propia inconstancia. Al final terminamos sentados ante el televisor, asintiendo con pasividad cualquier estúpida noticia o quizá alguna lamentable desgracia. Siempre lo mismo. La voluntad está bien, pero no vale de nada sin constancia. ¿Cuántas veces hemos propuesto planes que nunca se han llevado a cabo? No importaba, era un aspecto más de la rutina exasperante que ahoga nuestras vidas. Pero a veces no. De vez en cuando esos planes tienen un destino que debemos marcar a través de un sólido y contundente camino. A veces ese camino estará lleno de espinas. Otras veces nos alcanzará la tormenta. Pero no esperes que te lleven volando hasta la meta, pues el precio del billete puede ser más caro que el esfuerzo de ir a pie.



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