Tampoco importa si alguien lo entiende, no es necesario que busquen dentro de sus cabecitas de serrín, ni que planteen un croquis mental lleno de ideas absurdas que huelen a paja. Porque al fin y al cabo, ¿qué más da? El precipicio nos tocará los dedos de los pies tarde o temprano, y entonces no podremos mirar atrás para arrepentirnos de todos nuestros errores.
O incoherencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario