lunes, 23 de mayo de 2011

Sólo es una batalla perdida.

Dejándonos de metáforas, el fracaso electoral del pasado día supone un cambio catastrófico para los españoles. En primer lugar, porque es la gente quien ha decidido que todo haya salido de esta manera. El cambio ha de partir del pueblo, porque el pueblo es quien da la mayoría. La solución no se encuentra en no votar, sino en votar con cabeza, sentido y reflexión. Por otro lado, debe llevarse a cabo un fundamental cambio desde el corazón del sistema político actual, empezando por una modificación de la ley electoral y de partidos, para terminar con reformas mucho más profundas en materia de educación, sanidad y otros muchos campos que necesitan un "saneamiento" completo. Y después ya hablaremos de ideologías.

¿Y ahora qué? ¿Tenemos que sentarnos de brazos cruzados mientras nos dejamos gobernar por una sarta de corruptos e hipócritas? Cuando pienso en el término "soberanía popular" no entra esa pregunta en mi cabeza. Porque soberanía popular significa que el poder reside en la población, algo que desgraciadamente dista mucho de la realidad actual en que nos hallamos. Ahora, sólo queda reflexionar, levantarse y trabajar duro para que, poco a poco, la realidad se vaya identificando con el término, como corresponde