Un toque de dulzura para amenizar la velada. Ruidos insólitos, ritmos parpadeantes y una pizca de ron-miel. Es la única forma de combatir contra la inminente realidad, a punto que colarse por las ventanas de la habitación en penumbra.
- No tendrás valor para terminar este asunto.
- Mis decisiones son solo mías. No intentes juzgarme.
En realidad sus pensamientos bailaban descontrolados, buscando inútilmente su armonía. Algunas decisiones no son reversibles. Vueltas y vueltas en su cabeza. Pronto despertó el sol y una melodía familiar le arrebató estos pensamientos.
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